sábado, 26 de septiembre de 2009

LIBRO DE LECTURA DEL TRIMESTRE

ÓYEME CON LOS OJOS
Gloria
Cecilia
Díaz
Ilustraciones de
Chata Lucini

© Grupo Anaya, S. A., Madrid, 2000
SOPA DE LIBROS
Proyecto realizado por: Pilar Solana e Isabel Morueco
Diseño: Manuel Estrada
Director editorial: Antonio Ventura
www.anayainfantilyjuvenil.com

ÓYEME CON LOS OJOS
Horacio es un niño sordo, por una enfermedad
que tuvo cuando era pequeño: no
puede oír, pero oye con los ojos; y puede
hablar con su voz «oxidada» o «cautiva»,
o con las manos en el lenguaje de los sordos.
Vive con sus padres y sus hermanos
en un barrio de Bogotá llamado El Jardín
del Príncipe, en el que hay una casa diferente
a las demás, donde todo es «curvo,
ovalado, ondulado». Además del cariño
de su familia, tiene la ayuda de Emma, la
amiga de su madre, una mujer de salud
delicada y siempre alegre. Ella le regala
unos gemelos con los que puede observar
todo lo que le interesa. Es la auténtica
hada madrina de Horacio.
Como es muy curioso, se dedica a espiar
la casa, y un día decide entrar. Mientras
admira ciertos objetos, es descubierto
por la dueña. Especialmente le llaman
la atención un cuadro de Miró, y un poema
de García Lorca, publicado en un libro
tan pequeño que tenía que leerlo con
una lupa.
A Horacio le parece que Beatriz, la
dueña, tiene miedo de él. Beatriz no
acepta los defectos de los demás (Diana,
una ahijada suya, también es sorda).
Beatriz tiene un accidente de coche y
se queda impedida. Ahora ella también
necesita ayuda, y tiene que contratar a
una persona, Ofelia, de quien Horacio
no tarda en hacerse amigo. Poco a poco
va consiguiendo ser aceptado por Beatriz,
que le deja recorrer la casa a su gusto
y consigue que su madre la acompañe
a la rehabilitación. La casa de Beatriz había
sido construida hacía mucho tiempo
por sus bisabuelos al estilo de Gaudí, y
tenía muchos objetos valiosos, como
cuadros, y joyas, porque la bisabuela era
diseñadora de joyas.

1ARGUMENTO
Horacio enseña a Beatriz el lenguaje de
los sordos. Poco a poco, Beatriz aprende
a aceptar los defectos físicos de los demás
y sus propias limitaciones. Entonces,
decide escribir a su ahijada Diana para
verla de nuevo.

PERSONAJES
HoracioEs un niño sordo, a causa de una enfermedad.
Curioso y soñador, sueña con llegar
a conocer la casa que observa desde
la ventana de su cuarto.
No quiere que le tengan lástima, sino
que desea que le traten como lo que es:
un niño.
Intenta por todos los medio hacerse
amigo de Beatriz y de que su familia
también lo sea.
BeatrizEs una mujer muy seria, siempre ocupada.
Vive en una casa muy original. No
acepta las imperfecciones en las personas,
y por ello rechaza a Diana, su ahijada,
y a Horacio. La amistad con Horacio
le hará cambiar de opinión.
EmmaEs la mejor amiga de la madre de Horacio.
Muy curiosa, siempre pide explicaciones
de todo y no le importa hacer el
ridículo. Le encanta hablar con Horacio,
y es una experta en descifrar lo que ella
llama «códigos horacianos». Es el hada
madrina de Horacio.
La madre
Es tímida y trabajadora. Al principio le
cuesta asumir la deficiencia de su hijo,
pero luego es la que más conversa con él.

El padre
Es un profesor de Literatura, serio y exigente.
Ayuda a Horacio a aceptar su sordera,
pero no es más permisivo con él que
si no tuviera ningún defecto. Así, le censura
el que esté observando al vecindario.
Los hermanos
Claudio y Banu tienen buenas relaciones
con Horacio, quien les cuenta con palabras
o con el lenguaje de los signos todo
aquello que ve.
Ofelia
Es la señora contratada por Beatriz,
cuando tiene el accidente, para realizar
las tareas de la casa. Muy bondadosa, se
hace amiga de Horacio; a veces tiene lástima
de él.
VALORESAceptar las diferenciasHoracio tiene que aceptar su propia diferencia
porque ya no volverá a oír. Beatriz
tiene que aceptar a las personas, aunque
tengan defectos físicos, porque todos tenemos
limitaciones (cuando se queda inválida
por el accidente) y todas las personas
tienen algo que comunicar.
—Pero... ¿sabes, mamá? A veces me da
rabia ser sordo. Me da rabia no oír tu
voz ni la de papá ni la de Claudio ni la
de Banu ni los maullidos de Raimundo...
—Tuve mucho miedo en el hospital, ahora
no... sin embargo, no creo que pueda
caminar como antes...
SolidaridadSolidaridad ante el sufrimiento de los demás.
A Horacio le lleva su padre de excursión
a descubrir todas las maravillas
que puede percibir con otros sentidos.
Años atrás, cuando se dio cuenta de que
nunca más sería como los demás, Horacio
se puso muy triste y no quería ir a la
escuela de niños sordos. Su papá lo llevó
entonces al campo a caminar en medio
de los eucaliptos.
El desarrollo de los sentidos
El sentido de la vista permite conocer el
mundo, disfrutar de la belleza con las
obras de arte, conocer lo que los demás
nos quieren decir y comunicarnos con
ellos... El oído sirve para valorar los sonidos,
las voces familiares, la música... El
olfato y el gusto, para disfrutar de la comida,
de la naturaleza... El tacto, para
percibir los objetos, las caricias, las formas
de las cosas...
Cuando aprendió la lengua de los signos,
poco a poco se fue percatando de
que su padre tenía razón cuando decía
que sus ojos eran también sus oídos.
Capacidad de superación
Horacio no quiere que le tengan lástima,
ni que le traten como a un inútil.
—¡No... soy... un... po...bre... an...-
ge...li...to...! ¡Soy... un... ni...ño!

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